La marcha del orgullo es nuestra

• David Adrián García

Marcha LGBTTTIQ+

Era mayo de 2016 y la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ de Chihuahua se encontraba en una etapa de rápida expansión, cada vez con más asistentes. El Comité de la Diversidad Sexual de Chihuahua, organizadores por segundo año consecutivo de la marcha (que sería la novena en la ciudad), sabían que necesitaban superar la expectativas. Karla Arvizo era una de las coordinadoras y recuerda que por primera vez decidieron buscar apoyos de empresas. Fue así que se les ocurrió pedir el apoyo de un banco para la marcha:

“Contactamos a Scotiabank por medio de José Antonio Carranza, le pedimos apoyo para comprar banderas que regalaríamos a los asistentes para vestir la marcha para que se viera colorido, y nos dijeron que sí, que nos iban a apoyar. Incluso nos mandaron el diseño con el logo de ‘Pride Connection’ para ponerlo a las banderas”.

José Antonio Carranza era en ese momento el director de marketing de Scotiabank México, y es miembro fundador de Pride Connection, una organización que provee capacitación sobre diversidad e inclusión laboral para personas de la diversidad sexual desde 2014 y aglutina a varias empresas nacionales y extranjeras.

Según cuenta Karla, originalmente el banco se haría cargo del pago de las banderas directamente con el proveedor y se las mandarían a tiempo para usarlas en la marcha, pero no se logró hacer de esta forma: “Entonces nos dijeron que fuéramos a una sucursal, y que habláramos con el gerente para que nos diera el dinero que se iba a gastar en las banderas y nosotras lo pagáramos directamente al proveedor. El apoyo era de 5 mil pesos” agrega.

Sin embargo, tras platicar con un ejecutivo, quien aseguraba no saber nada al respecto y que se notaba molesto por la petición, Karla recuerda que les tuvieron varias horas esperando hasta que mejor decidieron irse: “Estábamos acostumbradas al no, a que nos pusieran trabas, a que las autoridades nos negaran permisos para el templete o para marchar. Decidimos que no valía la pena esperar tanto por el apoyo, si ya llevábamos semanas gestionándolo y siempre había un pero, el caso es que a nivel nacional dicen que apoyan pero aquí en lo local los empleados son los que deciden y si te toca uno homofóbico pues es toparse con pared”.

Para Karla y su equipo fue una gran desilusión ver que Scotiabank a nivel nacional hacía campañas a favor de la diversidad y participaba en ferias y eventos LGBTTTIQ+, mientras que a nivel local ese apoyo no se sentía. Tras esta interacción con el banco, la organización decidió no darle seguimiento a la solicitud ni volver a contactarles en busca de apoyo: “Todo el dinero que se gasta en la Marcha del Orgullo de Chihuahua para permisos, pago de seguro, ambulancias, templete, sonido y artistas, sale de la propia comunidad. Cada año hacemos una rifa, hacemos cenas, hamburguesadas, eventos en bares y antros, y recientemente también recibimos apoyo directamente en efectivo de empresas locales pequeñas, casi todas de la misma comunidad LGBTTTIQ+ o donde trabajan personas LGBTTTIQ+ y que les interesa que la marcha se haga: ¡La marcha la sostenemos nosotras!”.

Mientras en la Ciudad de México se discute si se debería permitir la presencia de marcas con contingentes o carros alegóricos en la marcha, en otras ciudades del país la discusión les es completamente ajena porque muy pocas marcas (y en varios casos ninguna) se han acercado a apoyar a los movimientos locales.


Este año en el cartel oficial de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ de Chihuahua aparecen los logotipos de varios bares locales que atienden a la población de la diversidad sexual en la ciudad, así como marcas de vino de productores de Chihuahua, una florería, una pastelería, una clínica odontológica, una tienda de pinturas, e incluso un negocio de planchado doméstico. Todos estos negocios resaltan porque son propiedad de personas LGBTTTIQ+ de la ciudad, o cuentan con empleados de esta población que se pusieron en contacto con el comité organizador para patrocinar la marcha. La única empresa nacional presente es la marca de condones “Prudence” que por segundo año apoya al movimiento en la ciudad.

Las marcas que apoyan, no lo hacen bien:

Alan vive en Ciudad de México y es diseñador de moda. Su marca se llama Anacoreta, y es el proyecto que le ocupa su vida. Noto al escucharle hablar de su empresa que le tiene un cariño muy especial. Alan dice con orgullo que toda su plantilla laboral está conformada por personas LGBTTTIQ+, y cerca del 80% de sus clientes también forman parte de la diversidad sexual: “yo sé que ser una persona LGBTTTIQ+, sobre todo con una expresión de género fluída, puede ser un impedimento para conseguir trabajo, y por eso es que al momento de contratar procuro favorecer a la comunidad”.

Por esto, recibió con gran sorpresa y honor la invitación que le hizo la Federación Mexicana de Empresarios LGBTTTIQ+ (FME) a formar parte de un evento en conjunto con el banco HSBC.

El evento se llamaba “Expo feria PyMES LGBTTTIQ+” y según le informaron sería la ocasión ideal para conocer a proveedores y compradores de grandes empresas, así como a otros empresarios LGBTTTIQ+ con los que podría conectar y hacer negocios. A Alan esto le emocionó mucho y aceptó de inmediato.

“Me emocioné al recibir la invitación y por supuesto que acepté. Esto me implicó cancelar mi participación en un bazar, que suele ser donde más vendemos, pero pensé que sería mejor estar en el evento para hacer contactos”.

A Alan le dijeron que la invitación era privada, y que los organizadores se encargarían de invitar a los proveedores y compradores, y que no habría acceso al público en general. Tras esto no volvió a saber nada del evento hasta menos de dos semanas antes de la fecha acordada, que sería el 29 de mayo de 2023. Después de varios intentos logró que le contestaran un correo electrónico donde le dieron información para su registro. Alan seguía con dudas del evento pues no sabía qué podía llevar o cómo iba a organizarse, pero no obtuvo respuesta. Él no se lo tomó personal, pensó que quizá se trataba de un fallo de su correo, o que estaban muy ocupados para contestarles a todos.

Así que se presentó el día acordado en la Torre HSBC, en la glorieta del Ángel de la Independencia en Avenida Reforma, en la Ciudad de México: “Nos dijeron que el montaje de los stands era de 7:30 a 9:30 am, y yo decidí llegar a las 8:30 porque no tenía mucho qué acomodar, mi sorpresa fue llegar y ver que había una gran fila para entrar por la parte de atrás” cuenta. Al llegar a la fila y empezar a platicar con los demás asistentes descubrió que no era el único al que no le habían contestado, y varias personas con las que platicó tenían dudas sobre cómo sería la feria.

“Estuvimos afuera varias horas, salió un chico de HSBC a tomarnos datos pero decía que no sabía nada del evento, hasta después de las 10:30 nos dejaron pasar” señaló, y recuerda que el lugar era muy pequeño para la cantidad de expositores, por lo que tuvieron que habilitar otras salas.

Tras acomodarse se dieron cuenta que no llegaba nadie: “le preguntamos a una chica que trabajaba ahí a qué hora empezaba a llegar la gente, pero no sabía nada. Pasaban algunos empleados del corporativo, pero nada más”.

Alan recuerda que varias personas estaban decepcionadas y enojadas con la organización, pues sentían que no habían respetado su tiempo ni cumplido con lo que les habían prometido: “Tuvimos tanto tiempo libre que conocí a una señora de Guanajuato que venía de una organización se dedica a ayudar a infancias trans, y me contó que se habían gastado bastante dinero de la asociación en el viaje, entre transporte, hotel y todo, porque confiaron que el nombre de HSBC y de la federación estaba detrás. Perdieron no sólo el tiempo sino dinero que les pudo servir para más cosas”.

Tras unas horas Alan decidió retirarse, pues le pareció que sería más productivo en su negocio atendiendo envíos y otros pendientes que estar toda la tarde en una expo donde no se sentía bien recibido: “Hay gente que estuvo en la calle 3 horas para que le dieran una mesa de 50 cm, todos íbamos ilusionados con nuestras cosas para vender, pero ni en el peor bazar en días de lluvia había tenido tan poca atención y tan poca visibilidad”.

Alan cuenta con humor que pese a las malas atenciones que recibió del personal de HSBC ese día, al día siguiente le llamaron para ofrecerle servicios bancarios: “Me llamó un chico y me ofreció la terminal bancaria de HSBC y otras cosas, y le dije: si tu servicio es tan malo como lo que vi ayer, por supuesto que no quiero” y añade que nunca le informaron que los datos que dio para registrarse en el evento serían usados para tratar de venderle algo después.

La mala experiencia que le hicieron pasar a Alan y a decenas de expositores más hicieron que concluyera que no volvería a participar en ningún evento que tenga que ver con el banco o la federación que lo invitó: “Sólo jugaron con nuestro tiempo y nuestros recursos, en nombre de la diversidad”.

Cuando asistir a la marcha no es suficiente

La presencia de empresas en las Marchas del Orgullo LGBTTTIQ+ en México con contingentes y carros alegóricos suelen ser resultado del esfuerzo de empleados que forman parte de la diversidad sexual y que buscan hacer de su espacio de trabajo un lugar más inclusivo. En ocasiones, estos empleados se topan con la resistencia de sus jefes de permitir que la marca se vea involucrada en un evento como este, pero pese a esto lo logran.

Sin embargo, estos esfuerzos a menudo son cooptados por la empresa al ver que su presencia en la marcha les permite publicitar sus servicios a un público amplio, y les da una buena imagen ante un amplio sector de la sociedad. De aquí es que surgen las críticas a que muchas empresas sólo se acuerden de la diversidad sexual en el mes de junio, mientras el resto del año mantienen políticas internas discriminatorias o emiten nuevas políticas que pretenden incluir a la población LGBTTTIQ+ pero no vigilan su implementación hasta los niveles más bajos de la empresa.

Muchos de los actos de LGBTfobia que se viven como clientes o al interior como empleades pueden ser culpa de una persona en específico y no de una cultura laboral discriminatoria, pero lo que distingue a las empresas con una verdadera vocación de inclusión es la forma en la que actúan después de estos actos y las estrategias que implementan para prevenirlos, como capacitaciones a todo el personal y no sólo a los directivos, contrataciones más diversas de verdad que no se quedan sólo en la vacante, o apoyos para trámites gubernamentales para adecuar la identidad de género de las personas trans, a la vez que se respetan sus pronombres al interior de la empresa.

A lo largo de los años varias empresas han apoyado la Marcha del Orgullo de la Ciudad de México, y en muchas ocasiones se les ha señalado de “rainbow washing”, o de usar su apoyo a este evento como forma de lavar su imagen mientras al interior de la empresa suceden casos de discriminación, o se practican políticas que pueden ser peligrosas para las personas LGBTTTIQ+.

TikTok, que fue la “marca aliada principal” de la marcha de la Ciudad de México en 2022, recientemente fue criticada tras descubrirse que almacena datos de los usuarios que miran contenido LGBTTTIQ+ sin informarles. Ex empleados que reportaron esto a The Wall Street Journal expresaron su preocupación de que la base de datos permaneció abierta para empleados durante más de un año, y señalaron que esta información podría ser vendida a otras compañías o usada para chantajear a usuarios de países con leyes homofóbicas y transfóbicas. Esto habría sucedido al mismo tiempo que la compañía censuraba activamente contenido LGBTTTIQ+ en su plataforma, algo que la compañía aceptó durante una disculpa donde aseguraron que lo hacían “para reducir el acoso virtual”, algo que aseguran haber dejado de hacer.

En su más reciente informe del Índice de Seguridad en Redes Sociales (Social Media Safety Index) de la Alianza de Gays y Lesbianas contra la difamación o GLAAD (en inglés, Gay and Lesbian Alliance Against Defamation), TikTok recibió una calificación de 57%, un incremento de 14 puntos respecto al año anterior, sin embargo la organización señala que la compañía todavía permite que los anunciantes usen la orientación sexual o identidad de género de sus usuarios para dirigirles publicidad, mientras no da la opción a usuarios de controlar la información sobre su identidad que la compañía recaba, algo que debería ser cambiado para mejorar la seguridad de las personas LGBTTTIQ+ en TikTok.

Meta, antes Facebook, es la otra compañía que fue aliada de la marcha del orgullo en Ciudad de México durante 2022, que según el Índice de Seguridad en Redes Sociales de GLAAD aumentó 15 puntos en su calificación tanto en Instagram como en Facebook. Sin embargo ambas redes siguen sin tener una política clara sobre la prohibición del deadnaming (llamar a una persona trans por su nombre de nacimiento), además GLAAD le pide a Meta que estas agresiones puedan ser reportadas por cualquier persona y no solamente por la persona afectada, pues esto impide que se reporten publicaciones donde se llama a figuras públicas por su nombre de nacimiento, que más que afectar a la figura pública que seguramente ni siquiera vea la publicación, afecta a otras personas trans que ven la facilidad con la que se puede tratar mal a una celebridad trans sin que la plataforma social actúe al respecto.

El centro de investigación “Media Matters for America” identificó en febrero de este año al menos 200 anuncios en Facebook que utilizan el término “groomer” para referirse a personas LGBTTTIQ+ (‘groomer’ se refiere a una persona que se gana la confianza de un menor de edad por medio de juegos o conversaciones, para después abusar sexualmente del menor), a pesar de que la plataforma había anunciado desde julio de 2022 que dicha práctica violaba sus políticas contra el discurso de odio. Hasta el momento del reporte, de los 200 anuncios identificados, Facebook sólo había retirado 47. La compañía habría cobrado al menos 20 mil dólares por estos anuncios, según la suma de dos reportes de esta organización.

Otras empresas que han estado en ediciones pasadas de la marcha del orgullo y han sido acusadas de pinkwashing son: Uber, que fue señalada en junio de 2021 por negar el servicio a la activista Kenya Cuevas, de Casa de las Muñecas Tiresias, meses atrás uno de sus conductores golpeó a un usuario gay y lo acusó de robo, otro le negó un viaje a dos Drag Queens, y tuvieron varios robos de pelucas drag con su servicio de envíos. Por su parte la Aseguradora AXA le negó un servicio por transfobia a un hombre trans mexicano en 2021, y durante la marcha de 2022 volvieron a estar presentes.


Los comités que organizan las marchas del orgullo necesitan del apoyo de la comunidad para poder sacar adelante los grandes gastos que implican estos eventos: desde la colocación de un templete, la renta de sonido, el pago de permisos, seguros de responsabilidad civil, decoraciones, banderas, lonas…

Es por esto que el apoyo económico de empresas es generalmente bien recibido, pues aligera la carga para quienes organizan, y permiten hacer los eventos más vistosos, lo que termina por atraer a más personas. Hablamos con comités que organizan las marchas desde la costa del golfo al valle de México, hasta la región sur. ¿Qué retos comparten? ¿Cómo se financian? ¿Cómo se hace una marcha “local” dentro de la misma Ciudad de México? Lee más al respecto en este reportaje.

Sin embargo, existen quienes consideran que la presencia empresarial es innecesaria, y debería retomarse el sentido de protesta que hizo surgir a la marcha en los años 70’s, cuando apoyar a las personas de la diversidad sexual no era para nada popular. En Ciudad de México, un bloque disidente surgió para mover la conversación sobre la repolitización del movimiento LGBTTTIQ+ en nuestro país. Conoce más aquí.


                            Crédito: David Adrián García
Logo de Altavoz LGBT+